LARGA GRIETA SE FORMÓ DESDE EL 2017


Río Pachiñé, San Juan Guichicovi (Greyss Estudillo Matus). -  Después del terremoto de septiembre del 2017, la población de Río Pachiñé, en San Juan Guichicovi, descubrió que una larga grieta dividía parte del pueblo.

Hombres y mujeres que se dedican al campo, a la elaboración de totopos, bordado artesanal y carpinteros, manifestaron su temor ante esta falla geológica, que, si bien no era muy ancha, si parece ser muy profunda y mide varios kilómetros.

Algunos más, aseguraron que esta gran fisura en el suelo cruzaba hacia sus casas y salía del otro lado, semejante a cuando se corre el hilo de una media.

A más de dos años, nadie le ha podido dar una respuesta al pueblo de Río Pachiñé sobre el terreno donde han fincado sus viviendas, pero el piso sigue crujiendo y, aunque con la visita del Gobernador y de las autoridades estatales y federales de inmediato, durante el Gobierno de Cástulo Escobedo Lucas, como edil de San Juan Guichicovi, se procedió a tapar la extensa grieta, está sigue estando presente, ante la mirada de pobladores y visitantes.

Nos comentan que se han realizado tres estudios de suelo. También aceptan que los recursos para la reconstrucción llegaron a la población. Sin embargo, “¿para qué seguir construyendo o reconstruyendo, si cada vez que tiembla se parte la casa?”, nos preguntaron.
Mencionaron que, tal vez, una opción sería el reubicar al pueblo, darles otro asentamiento donde poder fincar sus hogares, pues las familias tienen miedo, “sigue temblando y tienen miedo a que la tierra se abra y se los trague”, explicó una traductora, pues, una gran parte de la población está conformada por adultos mayores que sólo hablan mixe.
Señalaron que quienes han venido a realizar los estudios del suelo no han dado ninguna respuesta, no hay información. “vienen, nos preguntan, toman fotos, levantan tierra, pero a nosotros no nos dicen nada. Y queremos saber, queremos saber si estamos seguros, porque algunas casas nada más con que pase la camioneta, ya cimbran”, explicó uno de los afectados.

Pero otros más aseguran que no hay terrenos a dónde irse a vivir, que tal vez la construcción de un muro de contención podría favorecer a la comunidad. “No es tan fácil decir me voy, porque ni modos que nos llevemos la casa, la tierra. Si nos vamos a otro lado no será igual”, puntualizó otro vecino mostrando lo dividido de las opiniones.


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